Ensayo:
Cultura
de colaboración vs cultura de competencias; desde una visión
antropológica.
Introducción:
En
un primer momento, el empresario al iniciar una creación o estructuración
organizacional siembra una semilla que lleva decisiones, percepciones, valores,
pensamientos éticos, etcétera (proyecta su ser). Toda esta materia que es técnica
económica y de espíritu apunta a servicios sociales, morales, reformadores;
será la esencia del devenir práctico empresarial. Su continuidad y progreso se
realizan en un ambiente social y necesita los mismos valores de origen, al
ponerlos libremente en juego dan lugar a responsabilidades tanto hacia el
interior como exterior empresarial.
Las creencias y valores tienen una
trascendencia que está sumamente identificax das
por Tom Watson Jr., que, presenta la idea del gran Presidente de IBM Thomas John
Watson, comenta en 1962:
“Creo firmemente que cualquier
organización para sobrevivir y lograr éxito debe tener unas creencias sólidas
en las que basar sus política y su acción; y el valor más importante de una
empresa para el éxito de una corporación es la leal adhesión a dichas
creencias. Y finalmente, creo que si una organización ha de estar a la altura
de los retos de un mundo cambiante, debe estar preparada a cambiar todo
respecto así mismo, excepto dichas creencias que empapan la vida cooperativa”
De esta manera es evidente que la
desintegración social o en su caso alienación por cooperar con los demás,
causada por el abandono en parte de las personas y de instituciones de sus
valores naturales, perturbara tanto a la empresa como al ser humano. Es
simplemente observar e intentar reconocer las disociaciones entre los
crecientes conflictos externos del medio cultural fuera del organismo y los progresivos
conflictos internos industriales, por la simple incongruencia de ser netamente
unitarios (indivisibles). Esto suele ser altamente volátil, puede presentar diversas
problemáticas de naturaleza variada desde el ser industrial, singular al
trabajador, de un departamento determinado o una huelga.
De esta manera las normas que se han
desarrollo por consiguiente, tienden a enseñar a los líderes que deciden en las
empresas a responder contrariamente al logro de su fin último natural como ser
humano (felicidad). El objetivo material de dichos sucesos viene delimitado por
decisiones que los líderes suelen tomar como participes de las operaciones ejecutivas
empresariales. Diversas teorías se esfuerzan en delimitar del modo más concreto
posible cuáles son esas decisiones y en general reglas prácticas para evaluar
éticamente, es decir, por sus consecuencias en cuanto afectan las virtudes o conductas
negativas del decisor. En otras cuestiones dirigen sus reflexiones en delimitar
un “deber ser” de la empresa acompañado o aunado a la comunidad humana, en
otras palabras, puntualizar el cómo funcionaria un organismo si los líderes,
trabajadores, empresarios que la componen tuvieran un manejo de moral adecuada
al impacto que ejerce la industria a nivel social y humana.
También
debe proporcionársele el interés adecuado a la globalización económica, esta no
atesora todos los aspectos éticos o morales internacionales del ser vital: la
industria ha de encararse con la diversidad cultural. Por lo que las
diversidades caracterológicas, étnicas y geográficas de cada pueblo o cultura
están adquiriendo mayor autoconciencia y autoafirmación, no siempre apuntando a
caracteres positivos.
Contenido:
De
esta manera el modelo antropológico dirigido a organismos empresariales procede
al definir la organización como “personal grupal”. Por tal entendemos todo tipo
de agrupación humana, como una forma de coordinación de las actuaciones
individuales y que tiene instancia de satisfacer necesidades propias y de
terceros desde una vista grupal cooperativa. Esta realidad análoga a la persona
individual, es un condicional unitario de actuación, integración,
colaboración, por sujetos que comparten una misma razón de ser.
La
conciencia por comunidad, hace hincapié sobre otro plano: necesidad de coordinar
acciones y repercusiones en distintos arranques dinámicos, respetando claro
desde el punto de vista, la libertad necesaria para influir facultad autónoma.
En suma, pensar en vivir dentro de una comunidad desvertebrada por falta injusta
de normas conductuales éticas, suele condenar una planificación imperativa
fundamental social que conduce a la dependencia; el sentido social y búsqueda
de una coherencia moral nos hace pensar en los beneficios de una planificación
indicativa como instrumento de coordinación entre el sector cooperativo y los
aislados. Trabajar para el hombre obliga a este tipo de estrategias en evitar disfunciones
que repercuta negativamente al ser humano.
De
esta manera, la cooperación entre competidores en tiempo pretérito era sinónimo
de alta traición: intercambiar datos era habitualmente ceder ante la
competencia. Actualmente, algunos países están viviendo la formación de
consorcios de investigación entre competidores, investigando lo mismo para dar,
en definitiva, un mejor servicio y el termino competencia es reubicado en otro
plano. La cooperación para ser competente. Ambos conceptos suelen entenderse
como antagonistas. Pero cooperar hacia un mismo común denominador es competir
desde perspectivas del común desarrollo homologo, es decir: porque si
cooperamos, competimos; y si no competimos no cooperamos: siendo esta una
paradoja.
También se debe mencionar que las mejoras
irrefutables en técnicas empresariales no ha sido acompañada de un análogo
crecimiento por la sabiduría, sentido ético, cuya proyección hacia el resto de
la sociedad debería por otra parte ser mucho más positiva y no solo quedarse en
técnica mecánica. Lo anterior es presentado porque un empresario debe tener un
manejo de valores morales, éticos y transmitirlos con el ejemplo.
Según Termes en “Capitalismo y
ética” (1998), el hombre y la mujer es responsable de cuestiones de voluntad y
abstinencia. Porque responde según su subjetividad a su realidad. De esta
manera, ser responsable tiene un orden de aproximación y proporcionalidad
social-individual. Siendo más claros se debe tomar el problema como propio y no
delegar dependiendo las circunstancias cognitivas o del alcance del acto.
La
frecuencia por discutir puntos que determinen límites sociales y humanos, suelen
aproximarse por negociación, como si ejercer responsabilidad hacia otros
significara inconvenientes y costes indignos para el crecimiento de la gente.
Por lo que el concepto responsabilidad social suena a auto descripción
adornada, becas y otros realces altruistas que se hacen a veces por parecer una
imagen que suele ser poco veraz.
Además
de los tantos caracteres que ampliamente son abordados en cuantiosos reporte y
escritos científicos sobre lo cual el empresario debe asumir simultáneamente
con el fin de dirigir o erigir un organismo; el perfil del Management abocado al
siglo XXI debe incluir en su cultura otro componente: la subordinación de la
competencia realzar el valor del trabajadores como capital primario y buscar colaboración
entre trabajadores para elevar unidad humana empresarial.
Las
organizaciones tienen que convivir sabiamente con la generalización económica y
con especificidad cultural que implica el desarrollo humano. Por ejemplo, el individualismo
analítico norteamericano, la armonía sintética japoneses, interés social y
aprendizaje alemán, seguridad y calidad sueca, el sacar fuerza de flaqueza de
los holandeses... esto representa las muchas caras de hacer negocios. La
diversidad a enfrentar por el líder mexicano en asimilar aquéllos elementos que
armonicen para desarrollar y pulir su propio modo de ser y aprovechar el estilo
propio de trabajo en su cultura.
Weber
explicaba que el carácter impersonal del mercado al afirmar que "cuando el
mercado se abandona a su propia legalidad -la oferta y la demanda- no se conoce
ninguna obligación de fraternidad ni de piedad, ninguna de las relaciones
originarias de las que son portadoras las comunidades de carácter
personal".
Este
estilo que comenta Weber de hacer empresa, tiene un sentido estricto sobre
justificar el fin. Tiene una visión desacertada del hombre, según la cual éste
es fundamentalmente autosuficiente dándole poder de pasar por encima de la ya
mencionada responsabilidad social y el valor ético del ser humano indivisible.
Resultando que la sociabilidad se destaca solo por interés del individuo que es
capaz de hacerse servir por los demás para alcanzar su éxito personal.
Por
ejemplo, muchos investigadores han juzgado seriamente, al estudiar los
problemas industriales de uno de los países
más poderoso del mundo, han encontrado un exceso por competir constantemente y
déficit de buscar la cooperación entre trabajadores, dando como resultado que
los empresarios menguan la innata capacidad de todo hombre para lograr metas
comunes con los demás.
Dejemos
de lado los temas expuestos anteriormente que dificultan del éxito profesional
a largo plazo, utilizando las competencias individuales como caballo de batalla,
y llevando una vida personal o familiar basada solo en éxitos intrínsecos o
extrínsecos exponencialmente. En la visión meramente pragmática, no es casualidad
la coincidencia de la empresa virtual y este nuevo énfasis de la cooperación por
encima de la competencia (buscar le punto medio entre tecnología y capital
humano que ejecuta dicha tecnología), está incluida a lo clásico y ha mostrado
su éxito en empresas como Harley Davidson, Salomon Brothers, Hewlett-Packard,
Bimbo.
El
hombre trabajador mostraba hasta hace poco tiempo su estilo competitivo de la
vida basado en logros o metas personales. Dicha característica insustituible en
los negocios aun tiene campo de juego, porque sin la “competencia” los procesos
mercantiles sufrirían congelamiento. Pero el error en la esfera humana es
elevar las competencias que son acortadas por características de impulso que no
busca crecimiento personal/social, sino solo quedarse en vías de herramienta
egocéntrica banal. Entonces el que mantiene un lugar del top ten de desempeño
no es el más fuertes sino los más violentos. La violencia, bajo el eufemismo de
competencia/agresividad.
El
vender información industrial, además de guardar un común denominar económico
sumamente alto, tiene efectos a corto plazo; por ejemplo: que una dirección
explote al trabajador genera alta rotación de personal; por lo que el líder y
el trabajador en términos básicos no pueden vivir con una incongruencia de
valores distintos entre la empresa y su hogar; que los conocimientos y la
información pueden compartirse como colaboradores en búsqueda de un bien común,
en beneficio de todos.
Perder
de vista la concepción puramente economicista que pretende desligarla de toda
instancia ética o a lo sumo ligarla a una peculiaridad moral/social o a todo
compromiso social no suele ser lo más adecuado, se debe buscar un balance.
Según
Freeman, habitualmente el hombre de negocios, cuando habla de praxis hacia la
responsabilidad social, realmente se beneficia de que la opinión pública
favorece dicha práctica; está buscando entre las acciones que han tomado el
maximizar beneficios a corto y largo plazo, de modo que aquellas al parecer
actuaciones de responsabilidad social que brindan la opinión pública son
efectivamente, las empresas socialmente responsables”
Particularmente, Pérez López (1993) comenta
“Una vía hacia el colectivismo”… dado que el mercado es solo un mediocre
indicador de las necesidades sociales por la superficialidad, una actuación que
tienda a ser optimizada por el mercado, será una respuesta que puede ser la
mejor en términos de beneficios, pero que nada impide sea la peor en términos
de satisfacción de necesidades singulares del ser humano”.
Desde esta perspectiva el problema
industrial no solo tiene como cara una inversión económica, tiene una raíz más
profunda que es la falta de o familiarización de sentido humano y conductas
éticas.
Finalmente lo citado se resume que
la responsabilidad y trabajo colaborativo esta aunado al empresario o líder,
porque aunque las empresas tengan una misión de beneficios, responsabilidades,
normas, etcétera, están se ven limitadas y llevadas a la práctica por personas
que hacen de cabeza empresarial.
Bajo
estas visiones es increíble que en los tiempos modernos de facilidad de
información muchos empresarios sigan pensando que un clima de amenaza,
incertidumbre y ausencia de reconocimientos humano sea generador de frutos
positivos; dicha concepción raya en una falacia no sólo por ser
antropológicamente falsa, sino también pragmáticamente miope.
Quizá
menos influidos por el pensamiento occidental, los inversionistas y líderes de
concepción oriental han retomado o pulido una concepción más próxima del
hombre, según la cual las relaciones humanas, la sociabilidad y también la
solidaridad/compañerismo, no son fenómenos emergentes de evolución accidentales
de la verdadera naturaleza humana, sino todo lo contrario: es una visión
específica y auténticamente humanas visualizándola por su propia naturaleza
antropológica. Ya Aristóteles había dicho que se podía ser feliz sin dinero y
sin poder, pero no sin amigos.
A
modo que surgen preguntas sobre, ¿por qué se ha descartado las relaciones personales
de negocio? ¿Es el momento de hacer compatible la vida empresarial con una
existencia humana?, residiendo auténticos valores que no se marginen, sino que,
proporcionen el oxigeno de vida y estímulo a todos nuestros trabajos profesionales
e individuales.
Buscando
la centralidad de la acción humana, en hallar sentido a las acciones y al ascenso
del carácter incondicional y objetivo de los valores, está en la base de este
nuevo enfoque netamente humano. Se supera así el dualismo imperante a lo largo
del siglo y se asume las valiosas contribuciones que se han hecho, eliminando
el carácter subjetivo y autónomo. Desarrollando un nuevo concepto de necesidad,
basado en el bien honesto, y se incorporan criterios objetivos de satisfacción
de necesidades reales en orden a la perfección del bien humano.
Hallar
el punto medio o coherencia con este enfoque humano proyectado a la industria;
si la empresa y sus objetivos logran ser bañados por los principios que respalda
a la organización desde su génesis, se podrá vincular el fin propio empresarial
con la fuerza laboral que son personas, habiendo encontrado el trabajo
necesario del individuo con la necesidad empresarial de población de mano de
obra. Igualmente, el directivo “se decide”, viéndose implicado en las
consecuencias del juicio que ha emitido alcanzo así la formalidad y
responsabilidad empresa/humano. Surge así, considerar la responsabilidad en
toda decisión libre como elemento eminentemente ético.
Conclusiones:
En
resultado, la actitud humana exige un entendimiento profundo: la solicitud por
el hombre en todos los ámbitos. Armada de amor. Porque no basta simplemente con
la justicia, ¿quién obtendrá como fin a corto y largo plazo la unidad y
atractividad por cumplir lo esencialmente correcto para el ser humano?
Indicando que las técnicas de relación humano en las empresas deben pulirse y
perfeccionarse poniéndolas al servicio de los ideales humanistas.
De este modo el beneficio puede ser
una necesidad según las circunstancias, para satisfacción al hombre y lo financieros
en segunda posición, asegurando la
continuidad del organismo como medio de autodesarrollo humano. La reciprocidad
otorga la medida de aceptación por la sociedad de los servicios del organismo;
se gana porque se sirve a sí misma y para los demás.
Por
lo tanto el competir se debe entender como servicio a la sociedad, y, solo así,
se puede comprender la competencia entre empresas o individuos desde la
perspectiva positiva de crecimiento. Si la competencia se entiende como
destrucción, entonces es cuando ya nos estamos saliendo de cualquier
pensamiento clásico, de orden empresarial con respuesta a exigencias sociales.
Referencias: